La Catedral de Lisboa
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RUTA DE SAN ANTONIO — Continuando el recorrido por los lugares de San Antonio en Portugal, surge como espacio de fundamental importancia en la vida del Santo, muy cerca a la casa donde lo vio nacer, la Catedral de Lisboa –Basílica de Santa María Mayor– (o Sé que dicen los portugueses).
Allí recibió el bautismo, se inició en los estudios y realizó su primer milagro.
La Sé de Lisboa fue erguida justo después de la reconquista de Lisboa a los Moros, en 1147, por el primer Rey de Portugal, Don Alfonso Henriques. Se cree que en este lugar existía una mezquita que, a su vez, ocupó el lugar de la antigua catedral visigótica, como lo atestiguan las piedras labradas de características godas en la base de la fachada. Consagrada el 25 de octubre de ese mismo año, fue dedicada a Nuestra Señora de la Asunción.
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Las reliquias de San Vicente Mártir, diácono de Zaragoza, llegan a Lisboa
Pocos años después, en 1173, el Rey Don Alfonso Henrique mandó traer del Algarve, concretamente de Sagres, las reliquias de San Vicente, diácono de Zaragoza, martirizado en 304 en Valencia. Fueron depositadas en la Catedral, en donde se veneran hasta hoy.
Las obras de construcción se prolongaron a lo largo del siglo XII, presentando características románicas y góticas, complementadas con intervenciones hechas a lo largo de los siglos, principalmente tras el devastador terremoto de 1755.
En el siglo XVIII la Catedral de Lisboa fue elevada a Sede Patriarcal, cuando en 1716 el Papa crea el Patriarcado de Lisboa, en atención al esfuerzo misionero de la Diócesis de Lisboa en la propagación de la Fe. De esta riquísima herencia se guardan numerosas preciosidades en el Camarín de los Patriarcas y en el Tesoro de la Catedral, entre las que destaca la magnífica custodia de oro de Brasil.