Los trece martes a San Antonio

Indulgencia Plenaria: El Papa León XIII concedió el 1 de marzo de 1898 indulgencia plenaria para cada uno de los Trece martes o domingos consecutivos, en los cuales los devotos reciban los Sacramentos y practiquen algún ejercicio piadoso en honor al Santo o den alguna limosna para los pobres.

ORACIÓN INICIAL para cada martes:

Postrado a vuestros pies, oh amantísimo protector mío San Antonio, os ofrezco el piadoso ejercicio que voy a practicar para que me alcancéis del Señor el perdón de mis pecados, las virtudes propias de mi estado, la perseverancia final y la gracia especial que solicito con esta devoción. Más si ésta no me conviniese, obtenedme una perfecta conformidad en el divino beneplácito. Amén.

Sugerencia: haz cada día hasta el martes siguiente, algún acto de conformidad con la voluntad de Dios, en las adversidades que te sobrevengan.

Al final de cada consideración, rezar un padrenuestro, avemaría y gloria y terminar con el responsorio.

Puedes apoyar tu oración de cada martes encendiendo una vela:

Consideraciones para cada martes:

MARTES 1º: LA CARIDAD. ¡Oh, llama de amor hacia Dios y el prójimo, San Antonio! Compadeceos de mi frialdad en el servicio de Dios y de mis hermanos, y alcanzadme la virtud de la caridad, con la cual pueda lograr todos los bienes temporales y eternos.

MARTES 2º: GOZO ESPIRITUAL. ¡Oh, fidelísimo observador de los divinos preceptos y de la Regla Seráfica, San Antonio! Otorgadme el gozo espiritual en el cumplimiento de mis deberes y seré feliz en este mundo y en el otro.

MARTES 3º: LA PAZ. ¡Oh, pacificador de pueblos y ciudades, San Antonio! Conseguid para mí y para los míos la paz, que vino a traer Jesús a la tierra, y que me otorgue en esta y en la otra vida los derechos de hijo de Dios.

MARTES 4º: LA PACIENCIA. ¡Oh, sacrificado siervo del Altísimo, San Antonio! Conseguidme por vuestros ruegos la paciencia que necesito para llevar la cruz de mis obligaciones, la cual me abra las puertas del cielo.

MARTES 5º: LA LONGANIMIDAD. ¡Oh, generoso abogado de los pobres, San Antonio! Haced que yo me enamore de la longanimidad para merecer de Dios mayores gracias y mercedes y obtener la eterna felicidad

MARTES 6º: LA BONDAD. ¡Oh, dadivoso bienhechor, San Antonio! Dignaos extender la dulce virtud de la bondad hacia mí, para que no me contente con la justicia aparente, sino que sea bueno de verdad ante Dios y los hombres, según El desea.

MARTES 7º: LA BENIGNIDAD. ¡Oh, soberano y suavísimo San Antonio! Alcanzadme una santa benignidad para con mis prójimos, a fin de que no quiera otras armas contra mis enemigos más que orar por ellos y hacerlos bien.

MARTES 8º: LA MANSEDUMBRE. ¡Oh, humilde y afabilísimo San Antonio! Obtenedme por vuestros méritos aquella mansedumbre que aun a los malos cautiva, y que logre con ella salvarme acompañado de muchos.

MARTES 9º: LA FE. ¡Oh, defensor de la Iglesia y martillo de los herejes, San Antonio! Fortificad en mí más y más la fe, para que goce de sus beneficios incomparables en el tiempo y en la eternidad.

MARTES 10º: LA MODESTIA. ¡Oh, modelo perfectísimo de honestidad, San Antonio! Alcanzadme la modestia, circunspección y recato en obras y palabras, para que pueda y sepa oponerme a las pompas y vanidades que renuncié en mi bautismo.

MARTES 11º: LA CONTINENCIA. ¡Oh virginal amador de Jesús, San Antonio! Suplicad para mí la gracia de la continencia en todas las cosas exteriores referentes a los placeres, honras y riquezas, para que prepare a Cristo digna morada en mi corazón.

MARTES 12º: LA CASTIDAD. ¡Oh, lirio de pureza, San Antonio! Tened compasión de mí, para que, a pesar de las dificultades que me rodean, guarde la castidad según mi estado y logre ver a Dios en el cielo.

MARTES 13º. ¡Oh, árbol frondoso de virtudes, San Antonio! Sazonad en mí los frutos del Espíritu Santo que en estas trece semanas os he pedido, a fin de que agraden a Dios Nuestro Señor mis obras, y por ellas y su gracia me dé la gloria.

Responsorio de San Antonio

Cuando te encuentres en peligro, se te haya extraviado algo, estés en necesidad o tengas dificultades en la vida… acude al “Santo de los milagros” y una o más veces repite su responsorio:

Si buscas milagros, mira
muerte y error desterrados,
miseria y demonio huidos,
leprosos y enfermos sanos.

El mar sosiega su ira,
redímense encarcelados,
miembros y bienes perdidos
recobran mozos y ancianos.

El peligro se retira,
los pobres van remediados;
cuéntenlo los socorridos,
díganlo los paduanos.

El mar sosiega su ira...

Gloria al Padre,
al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en un principio, ahora y
siempre por los siglos de los siglos. Amén

El mar sosiega su ira...

Ruega a Cristo por nosotros,
Antonio glorioso y santo,
para que dignos así
de sus promesas seamos. Amén.

Oración

Haced, ¡oh, Señor!, que la intercesión de vuestro confesor y doctor San Antonio llene de alegría a vuestra Iglesia, para que siempre sea protegida por los auxilios espìrituales y merezca alcanzar los eternos goces. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

Cinco minutos en compañía de San Antonio

Mucho tiempo hace que yo te esperaba, porque conozco las necesidades en que te encuentras y cuyo socorro deseas obtener del Señor por mi intercesión. Estoy pronto a dispensártelo; manifiéstame sinceramente lo que necesitas, franquéame tu corazón afligido; yo derramaré sobre él una gota del bálsamo celestial, que cure todas tus llagas y haga desaparecer tus dolores.

¡Pobre amigo mío! ¡cuántas son tus adversidades, tribulaciones e indigencias, así del cuerpo como del alma! ¿No es verdad que deseas mi auxilio para llevar a feliz término aquel asunto…? ¿para salir airoso de aquel pleito…? ¿para encontrar aquella cosa perdida…? ¿para recobrar aquellos intereses…? ¿precaver aquel mal que te amenaza…? ¿para conseguir aquel bien que deseas…? ¿para restituir la paz en la familia…? ¿o en aquella otra en donde sabes que ha echado raíces la cizaña de la discordia…? ¿para impetrar el dolor de los pecados para ti y para aquellas otras personas…? ¿para alcanzar las virtudes cristianas…? ¿para librarte a ti y a aquellos tus amigos del peligro del pecado…? ¿para aliviar a tales o cuales almas allegadas de las penas del purgatorio…?

Manifiéstame, manifiéstame, hijo mío, con entera confianza tus deseos. Prontísimo estoy a escuchar tus súplicas, con tal que no sean contra tu bien espiritual. Mas en cambio de mi generosa protección, te voy a pedir una insignificante muestra de agradecimiento. Si me quieres hallar siempre propicio, sé más asiduo en la recepción de los Santos Sacramentos, más devoto de la Pasión del Señor y de nuestra amantísima Madre María, más amante de los pobres y de las almas del purgatorio; pues has de saber que nada niego cuando se me pide mediante alguna ofrenda material para los primeros o espiritual para las segundas.

Has de tener, en suma, una voluntad pronta y decidida, no sólo para ser buen cristiano, sino aún para seguir la divina vocación si te llama a estado más perfecto.

Para pedir un favor a San Antonio

¡Oh, admirable San Antonio, glorioso por los grandes milagros realizados, que merecistéis tener en vuestros brazos al Niño Jesús; obtenedme de su bondad la gracia que ardientemente deseo. Vos, que fuistéis tan misericordioso con los pecadores, no miréis mis pecados, sino la gloria de Dios, que será una vez más ensalzada por vos, y a la salvación de mi alma, unida a la súplica que ahora solicito con tanto anhelo.

Séaos prenda de mi gratitud la promesa de una vida más conforme con las enseñanzas evangélicas y consagrada al alivio de los pobres de vos tan amados.

Bendecid mi promesa y alcanzadme la perseverancia hasta la muerte. Así sea.